Una cámara y una mirada.

Grabar una boda no es solo encender una cámara.
Es saber estar, saber mirar, y saber contar lo que de verdad importa.

He sido reconocido en plataformas internacionales como Wevsy.com y he formado parte del jurado en festivales europeos de vídeo de bodas. Los premios y nominaciones no lo son todo, pero sí reflejan una trayectoria que se ha ido construyendo con tiempo, criterio y mucho trabajo detrás.

Soy Alejandro Roviralta, videógrafo con más de 20 años de experiencia. Mi enfoque es claro: no hago vídeos de boda, hago cine con sentido. He dirigido certámenes de cortometrajes, participado y ganado premios en el mundo audiovisual, y todo eso me ha dado una cosa: visión. Una mirada narrativa que aplico a cada boda como si fuera una película que no admite segundas tomas.

He tenido la suerte de trabajar en diferentes lugares, de viajar con el equipo a cuestas y disfrutar lo que hago: grabar desde dentro. Estar cerca sin molestar. Escuchar el ambiente, anticipar lo que va a pasar y dejar que todo fluya. No creo en las poses. Creo en lo auténtico, en captar lo que ocurre cuando nadie está pendiente de la cámara.

Además de grabar bodas, estoy desarrollando cursos breves para parejas que quieren organizar su boda de forma más consciente y sencilla. Consejos útiles, sin rodeos, con lo que de verdad importa y nadie suele explicar. Y sí, si trabajamos juntos, te regalo los cursos. Porque esto va de compartir lo que sé, no de vender humo.

Paralelamente, también impulso la creación desde otro lugar: soy fundador de Filosofilms, una asociación cultural audiovisual donde damos espacio a otros relatos, proyectos y miradas. Porque para mí el cine no es solo una forma de grabar bodas, es una forma de estar en el mundo.

Trabajo con equipo audiovisual profesional, edito en sistemas avanzados y uso técnicas de cine. Pero lo importante no es lo que tengo, sino cómo lo uso para contar tu historia. Aquí no hay plantillas. Cada pareja es única, cada boda tiene su propio ritmo. Yo solo pongo la mirada, la experiencia… y el alma.

Más que grabar, estoy ahí para entenderte.

No solo filmo tu boda, la vivo contigo.
Me implico como si fuese mía, porque sé lo que significa guardar lo que no vuelve.